Cinco firmas petroleras estadounidenses, entre ellas las trasnacionales Schlumberger (SLB.N), Halliburton (HAL.N), Baker Hughes (BKR.O) y Weatherford International (WFRD.O), han expresado al Congreso estadounidense su deseo de reanudar la perforación petrolera en Venezuela. Con ello, buscan obtener autorizaciones (licencias) que extiendan su capacidad operativa en el país.
Dichas empresas tienen prohibido desde 2019 trabajar junto a la estatal venezolana Pdvsa y sus empresas filiales en la producción de petróleo, como parte de las sanciones impuestas por el Gobierno de Estados Unidos contra Venezuela. Específicamente, dentro de las operaciones prohibidas bajo las órdenes ejecutivas 13850 y 13884, fueron obligadas a retirar sus equipos y personal de suelo venezolano, lo que produjo una baja en la producción petrolera nacional.
Venezuela ha transitado en los últimos años un proceso de intensificación de las medidas coercitivas unilaterales, que han impactado profundamente sus finanzas. Estas acciones han consistido en un embargo de facto y formal sobre toda la economía venezolana, amplificado por la dependencia del país de sus exportaciones petroleras.
Debido a la caída del precio internacional del crudo -y luego por el bloqueo a las exportaciones venezolanas de petróleo-, Venezuela sufrió, entre los años 2014 y 2020, la merma de 99 % de los ingresos en moneda extranjera reportados al Banco Central de Venezuela (BCV).
La actual coyuntura
Con ocasión del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, Washington ha anunciado lo que se entiende hasta ahora como una distensión coyuntural y puntual a algunas operaciones petroleras de Venezuela en el extranjero.
La Administración Biden ha enviado personeros a dialogar con el gobierno del presidente Nicolás Maduro, proponiendo una negociación que se perfila a la reanudación de algunas actividades en Venezuela por parte de empresas estadounidenses.
Ello abre la posibilidad de nuevas licencias que, de manera excepcional, autoricen los negocios en y desde Venezuela dentro del sector petrolero.
El factor Venezuela
La crisis energética generada por las sanciones a Rusia supone la fabricación de un mercado deprimido al mediano y largo plazo, que deberá ser zanjado con más producción de crudo en todos los frentes posibles. Esto es así principalmente en el marcado de los crudos pesados, el fuerte de Venezuela, pues las medidas contra el país, paradójicamente, han abierto la oportunidad de que esta nación suramericana sustituya las exportaciones de crudo de Rusia a Estados Unidos, destinadas a sostener la dieta de las refinerías de crudos pesados en Norteamérica.
La posibilidad de un aumento de las exportaciones petroleras desde Venezuela es el primer elemento favorable en esta ecuación.
No hay detalles claros de los convenios que podrían generarse ahora entre Caracas y Washington, pero es probable que Venezuela sea beneficiada mediante un nuevo “respiro” en materia tecnológica. Esto le permitiría adquirir algunos equipos solo disponibles en Estados Unidos, requeridos para el desarrollo de procesos esenciales de su industria, especialmente en materia de refinación de hidrocarburos.