Hace 24 años, el 2 de febrero de 1999, Venezuela abría un nuevo ciclo de su historia con la asunción formal del poder por parte de Hugo Chávez Frías, el líder popular que en 1992 irrumpió en la escena política para transformar el estado de cosas imperante, signado por el quiebre moral y el desprestigio de una clase política que desde los propios albores del modelo de democracia representativa se había puesto de espaldas al pueblo.
Celebramos 24 años de Revolución permanente y compromiso irreversible con la Patria Nueva. Hoy podemos afirmar que ha valido la pena todo el sacrificio y el trabajo para llevar adelante el proyecto bolivariano impulsado por nuestro Comandante Chávez. ¡Seguiremos en Victoria! pic.twitter.com/kgJztQz9na
— Nicolás Maduro (@NicolasMaduro) February 2, 2023
Chávez y su prédica marcaron el nuevo horizonte del decurso histórico y político, al activar el poder constituyente originario y dotar a la nación de una Carta Magna adaptada a los nuevos tiempos, en los que el protagonismo popular y la recuperación de la independencia y la soberanía nacionales cristalizaron en un proceso social, histórico y político de honda resonancia mundial, por su sentido transformador y de justicia.
Bajo la conducción de Chávez, la Revolución Bolivariana alcanzó en pocos años logros incuestionables en ámbitos como la educación, la salud, los beneficios sociales de trabajadoras y los trabajadores y la restitución de la independencia nacional, con expresiones claras y concretas como el manejo soberano de sus riquezas y el impulso decidido a la unidad latinoamericana, en cumplimiento del sueño bolivariano de la Patria Grande.
El arrojo y la firmeza de Chávez y la Revolución Bolivariana hicieron que se activaran de inmediato los hilos que manejan los que se oponen al avance de los pueblos. Su actuación como conductor del país fue hostigada, satanizada y vilipendiada desde todos los centros de poder mundial que lo adversaron, intentaron derrocarlo e incluso celebraron su muerte.
Tras su siembra, el legado del líder sigue siendo blanco de la inquina y la impiedad imperiales, como lo demuestran el criminal bloqueo económico-financiero y las sanciones ilegales que desde hace más de siete años pesan sobre el país. No obstante, a pesar de esos duros escollos, el proceso revolucionario venezolano, esencialmente popular, bolivariano y antimperialista sigue su curso, guiado por el ejemplo luminoso e indeclinable de Hugo Rafael Chávez Frías.