Datos recientemente publicados por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), certifican que, durante los cinco primeros meses de 2022, la producción petrolera venezolana creció, en promedio, 229.000 barriles diarios. De esta forma, la industria de los hidrocarburos mantiene su tendencia de crecimiento, al registrar un alza de 44 % con respecto al mismo período de 2021.
El reporte OPEP correspondiente a mayo ubica la producción en 735.000 barriles diarios, lo que refleja la estabilidad del sector petrolero nacional, que en lo que va de año promedia los 756.000 barriles por jornada.
Paso a paso, Pdvsa recupera sus niveles de actividad y eficacia, que en años recientes se vieron afectados por la imposición de medidas coercitivas unilaterales impuestas por Estados Unidos.
La meta de alcanzar los 2 millones barriles diarios este año se ve reforzada, por una parte, en virtud de la recuperación del sector industrial nacional, que provee a Pdvsa de insumos; y, por otro lado, debido a la reanudación de las actividades en suelo nacional de compañías como Eni (Italia) y Repsol (España). Estas firmas recibieron licencias para operar en Venezuela, mientras que a las estadounidenses Chevron Corporation, Halliburton, Schlumberger Limited, Baker Hughes Holdings LLC y Weatherford International, Public Limited Company, solo se les otorgó una licencia para funcionar administrativamente en el país.
Un lustro de persecución y despojo
Desde 2017, Pdvsa fue blanco de tres órdenes ejecutivas emitidas inicialmente por la administración de Donald Trump. Estas acciones constituyeron, en la práctica, un embargo total a la industria petrolera venezolana, principal fuente generadora de divisas para la nación.
En los últimos cinco años, Pdvsa fue despojada de Citgo Petroleum y de otros activos en Estados Unidos, y se le impidió refinanciar su deuda y comercializar petróleo y derivados. Asimismo, le fueron confiscados varios miles de millones de dólares en bancos internacionales.