La Cumbre de las Américas tuvo un comienzo poco auspicioso, luego de que varios de los líderes de la región cumplieron su compromiso de no asistir al evento por la decisión del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, de excluir a Venezuela, Cuba y Nicaragua.
Los presidentes de México, Bolivia, Honduras, Granada, San Cristóbal y Nieves y San Vicente y las Granadinas enviaron delegaciones de nivel inferior, como muestra de protesta por la decisión política de Estados Unidos de prohibir a los países antes mencionados participar en las deliberaciones de Los Ángeles. Los mandatarios de Guatemala y El Salvador optaron también por no asistir, pero por diferentes motivos.
Tanto el presidente de Chile, Gabric Boric, quien asiste a la cumbre, como el secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard, quien participa en reemplazo del presidente López Obrador, calificaron la decisión de la Casa Blanca como “un error”.
López Obrador ha pedido que la Organización de los Estados Americanos (OEA) sea dejada de lado y reemplazada por un nuevo organismo regional. Una organización regional rival, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y caribeños (CELAC), experimentó un resurgimiento bajo el liderazgo de México, que ocupó la presidencia pro tempore del organismo regional antes de transferirla a Argentina.
Maduro: “La Cumbre de EE.UU. es un fracaso total”
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, calificó el evento organizado por Estados Unidos como un “fracaso total”, y dijo que el presidente argentino, Alberto Fernández, representaría la voz de Venezuela en la cumbre.
El mandatario venezolano propuso que Argentina, país que ejerce la presidencia pro témpore de la CELAC, instancia que reúne a todos los estados del hemisferio occidental con excepción de Estados Unidos y Canadá, organice una cumbre e invite a Biden, en una suerte de cambio de roles. Eso, añadió Maduro, proyectaría una integración regional no liderada por Estados Unidos.
A pesar de que la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, confirmó que EE. UU. continúa reconociendo a Juan Guaidó como “presidente interino”, el líder opositor venezolano no recibió una invitación para el evento, sino que recibió una llamada de Biden, en lo que la agencia de noticias AP llamó “un intento en el control de daños”.
La voz de los pueblos
Mientras tanto, las redes sociales se han inundado con escenas de periodistas y activistas encarando a figuras como el secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, y el secretario general de la Organización de los Estados Americanos, Luis Almagro, por su injerencia en los asuntos internos de los países de la región.
Los activistas y representante s de organizaciones sociales del continente también se han dado cita en Los Ángeles, pero para participar en la Cumbre de los Pueblos de las Américas.
En su primer día de actividades, la contracumbre recibió al presidente del Senado de Bolivia, Andrónico Rodríguez, del partido Movimiento al Socialismo (MAS). Esta organización regresó al poder en las elecciones de 2020 luego de que un golpe de Estado, respaldado por la OEA y Estados Unidos, derrocara a Evo Morales en 2019.
“Este despertar de los pueblos de América del Sur, de América Latina, empieza a irradiar por toda América y el mundo entero. Es la hora de los pueblos, no del imperio”, dijo Rodríguez.
Los oradores de la Cumbre de los Pueblos de las Américas también centraron sus críticas a los esfuerzos de Estados Unidos por excluir a Venezuela, Cuba y Nicaragua.
“Esta es una cumbre de los pueblos, un encuentro internacional de amigos, nos estamos uniendo en todos los rincones del mundo. La otra Cumbre excluyó a los pueblos de Cuba, Venezuela y Nicaragua, así como a nuestras mujeres, a nuestros pueblos negros e indígenas”, dijo Manolo De Los Santos, del Foro de los Pueblos, uno de los grupos organizadores del evento.
Debacle diplomática de EE. UU.
La IX Cumbre de las Américas estaba destinada a ser una oportunidad para que EE. UU. mostrará un compromiso renovado con la región después de que el expresidente Donald Trump rechazara la cumbre anterior, pero se convirtió en una debacle diplomática para la administración Biden.
Washington se involucró en un intenso esfuerzo de cabildeo para tratar de convencer a todos los líderes de que asistieran, y en última instancia presionó a quienes habían pedido públicamente a EE.UU. la participación de Cuba, Nicaragua y Venezuela.
La discusión sobre la asistencia también eclipsó cualquier conversación sustantiva sobre la reunión. Una rueda de prensa antes de la reunión con Juan González, director principal del Consejo de Seguridad Nacional para el Hemisferio Occidental, y Brian A. Nichols, subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, estuvo dominada por la discusión de las invitaciones.
La Casa Blanca enfrentó críticas por la mala planificación previa al evento. El miércoles, Biden anunció la “Asociación de las Américas para la Prosperidad Económica” que fue ligera en detalles y se vio como una repetición de los objetivos anteriores de política exterior en la región. A pesar del objetivo declarado de la cumbre de reunir a los líderes del hemisferio para discutir temas regionales, la agenda parecía en gran medida centrada en las prioridades de Estados Unidos.
“No tiene agenda, no tiene tema, no tiene puntos de decisión, no tiene nada que vincule los problemas y temas de interés de los pueblos de las Américas con esa reunión”, dijo el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, antes de que se iniciara el encuentro en Los Ángeles.
La migración: tema candente
La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, ha enfrentado críticas por su manejo del expediente migratorio, que era, en el papel, una de las prioridades de Washington en esta cumbre.
Harris recibió la tarea hace más de un año de liderar el esfuerzo de la Casa Blanca para abordar las causas fundamentales de la migración, pero no ha logrado mostrar ningún progreso y anunció modestos compromisos del sector privado para invertir en países de bajos ingresos en el hemisferio. Este tipo de medidas han sido criticadas anteriormente por defensores de los derechos de los migrantes por ser insuficientes, ya que responden en gran medida a las necesidades del capital y no de las comunidades ni de los países con altas tasas de emigración.
En particular, además del desaire de López Obrador y la presidenta Xiomara Castro de Honduras, los presidentes de Guatemala y El Salvador también optaron por saltarse la cumbre. Dado que los migrantes de estos tres países centroamericanos constituyen una gran parte de los solicitantes de asilo que cruzan México con la esperanza de llegar a Estados Unidos, cualquier discusión significativa sobre el tema de la migración en la reunión es, en gran medida, poco realista.
Fuente:Venezuelanalysis.
Con edición de Observatorio Nacional Antibloqueo