Las medidas coercitivas unilaterales (MCU) impuestas contra Venezuela por los Estados Unidos (EEUU) y sus aliados, desbordaron los espacios productivos, energéticos, financieros y administrativos del Estado e impactaron directamente en la población del país. Al final del camino, el propósito es afectar a quienes aquí habitan para promover un cambio de gobierno y de modelo político.
Entre los grupos más afectados por las sanciones están las mujeres del país en sus diferentes roles: madres, estudiantes, maestras, médicas, enfermeras, profesionales, deportistas y un largo etcétera.
“Las mujeres, además de sufrir los aspectos generales de esta crisis generada por las medidas coercitivas unilaterales, han visto como se profundiza el fenómeno de la feminización de la pobreza, ya que son aquellos hogares donde las mujeres ejercen la jefatura en los que se han incrementado los niveles de vulnerabilidad, los niveles de prevalencia de la sub-nutrición”, explicó Yhosmary Franco, de la Fundación Género con Clase.
Franco, sobre el liderazgo de familia de la mujer venezolana agregó que “cerca de 65 % de los hogares pobres en el país tienen como cabeza de familia a la mujer-madre sola, quien tiene que hacerse cargo de la manutención de sus hijas e hijos a falta de un padre u hombre que comparta las labores de crianza y cuidados”.
La salud, la familia y el desarrollo personal de las mujeres ha sido afectado por las sanciones, lo que condujo a que como producto “de la difícil situación económica muchas mujeres dejaron de estudiar para poder dedicar más horas tanto al trabajo asalariado como al trabajo del hogar”, explicó Franco.
Ataque a la salud
En la salud se vieron afectadas las mujeres por la interrupción de programas de acceso gratuito para medicamentos de enfermedades crónicas. “Debe señalarse que esta forma de bloqueo a nuestro país afectó particularmente el acceso a medicamentos y equipamiento para la atención de pacientes oncológicos, lo que elevó los índices de mortalidad producto del cáncer de mama o el cáncer de cuello uterino”, sostiene la representante de la Fundación Género con Clase, organización que defiende los derechos humanos de mujeres, niñas y adolescentes.
En el Noveno Informe Periódico de Venezuela ante la Convención de los Derechos de las Mujeres, de ONU Mujeres, es denunciado que las MCU han impactado negativamente en el programa de Medicamentos de Alto Costo del Instituto Venezolano de Seguros Sociales, “que garantiza la entrega gratuita de medicamentos a personas que padecen enfermedades crónicas o de tratamiento prolongado, donde se incluyen los tratamientos del cáncer de cuello uterino y de mama. Mientras en 2014 este programa distribuyó 535.071 medicamentos, en 2020 apenas se lograron entregar 64.078 medicamentos, una disminución de casi 90%”, denuncia Yhosmary Franco.
La familia en la mira
Más allá de todos los males que aportaron las sanciones, “No hay duda de que el fenómeno migratorio, como consecuencia del ataque indiscriminado al país, ha generado heridas emocionales profundas, además de significar fuga de talento y de mano de obra pertinente para el apalancamiento del desarrollo nacional”, dijo Franco.
El fenómeno migratorio fragmentó a la familia y deja “profundas heridas humanas difíciles de cuantificar, pero que están presentes en nuestra vida cotidiana”, puntualizó.
“Las limitaciones económicas han impedido a los más jóvenes continuar su educación, obligando a familias a priorizar el trabajo precarizado y poniendo en riesgo la formación de la generación de relevo en nuestro país”, expuso Yhosmary Franco.
Objetivos de las medidas coercitivas
La aplicación de las medidas coercitivas unilaterales, o sanciones, a Venezuela, es un arma de la política exterior de los Estados Unidos que pretende:
Quebrar al Estado venezolano. Aplicar un proceso de descapitalización forzosa al cortar los flujos de ingresos económicos del país.
Destruir el poder adquisitivo de la población venezolana. Afectar la economía familiar y social para deslegitimar al gobierno.
Derrotar de forma definitiva y duradera la propuesta política que representa la Revolución Bolivariana. Terminar con la expansión del modelo de gobiernos progresistas en América Latina, que contradicen las políticas hegemónicas y saqueadoras de los Estados Unidos.
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