El pasado 11 de septiembre, la Cámara de Comercio de Estados Unidos emitió un comunicado donde sugiere al presidente Biden modificar la política de sanciones contra Venezuela. En el texto se afirma que estas sólo han sido un fracaso que ha desatado “una cascada de consecuencias negativas no deseadas”.
En el comunicado reza como la ampliación de las sanciones multisectoriales para “estimular una rápida transición democrática” tuvo como consecuencia efectos negativos que afectaron profundamente al sector energético del país.
Aunque la Cámara que agrupa al sector comercial estadounidense dice comprender los objetivos políticos de las sanciones, señala que tuvieron el efecto contrario. El comunicado resalta que las medidas “profundizaron la (…) crisis económica y humanitaria de Venezuela, provocando daños a las empresas estadounidenses”.
Las Medidas Coercitivas Unilaterales dictadas en el contexto de una estrategia de “cambio de régimen”, limitan -según el gremio comercial- la participación de empresas estadounidenses y europeas en el sector de petróleo y gas, acarreando penalidades y un obstáculo para los negocios.
Reiteran que el retiro abrupto en la participación de la cooperación económica y los negocios ha tenido como consecuencias. “Un mayor protagonismo de la cooperación de Irán y Rusia en el país”.
Al final del comunicado indica lo importante que supone para Estados Unidos modificar la política de sanciones que mantiene contra Venezuela y corregir el rumbo. “El tiempo es esencial para reformar una arquitectura de sanciones” señala la Cámara de Comercio.
Cabe destacar que -en los últimos años- diversos sectores económicos y comerciales estadounidenses apoyaron las sanciones y alentaron la fuga de inversiones y capitales desde Venezuela. El reciente comunicado parece entonces, cuando menos, un cambio de enfoque y de conducta respecto a Venezuela, mediante el reconocimiento explícito del fracaso de las medidas extorsivas dictadas por Barack Obama y Donald Trump.