
En un debate previo al inicio del 79º Período de Sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), el canciller venezolano, Yván Gil, denunció la “guerra económica encubierta liderada por Estados Unidos y sus aliados europeos”, que ha ocasionado pérdidas cifradas en cientos de miles de millones de dólares, una profunda crisis social y la pérdida de millares de vidas en Venezuela.
Gil afirmó que las más de mil sanciones impuestas durante más de una década han afectado no solo al Gobierno, sino también a la población civil, causando un daño económico acumulado superior a los 642 mil millones de dólares hasta 2022. Enfatizó que estas medidas coercitivas son una forma de agresión económica que viola principios fundamentales de la Carta de las Naciones Unidas.
El jefe de la diplomacia venezolana señaló que el sistema financiero global se ha convertido en herramienta de dominación neocolonial, en la cual el dólar estadounidense no solo es una moneda de intercambio, sino un instrumento de presión política. “El dólar se ha convertido en un proyectil político”, aseguró, refiriéndose al bloqueo de activos y al acceso restringido a mercados internacionales para países como Venezuela o Irán.
Acción internacional contra las sanciones
Frente a la afectación producto de las medidas coercitivas impuestas a más de 30 naciones, Venezuela se sumó a una iniciativa presentada por Irán para establecer mecanismos globales que permitan prevenir y reparar los daños generados por las sanciones unilaterales. El objetivo es construir una arquitectura financiera internacional más justa, equitativa y libre del control de potencias hegemónicas.
El Grupo de Amigos en Defensa de la Carta de las Naciones Unidas, del cual forma parte Venezuela, propuso avanzar en sistemas alternativos de pago y compensación internacional que no dependan de bancos ni jurisdicciones vinculadas con políticas de sanciones extraterritoriales. Gil aseveró que esto ayudaría a proteger la soberanía de los países frente a ataques económicos injustificados.
La participación de Venezuela en este debate pone de relieve el creciente movimiento diplomático entre naciones del Sur Global, que buscan reducir su dependencia del dólar y de los sistemas financieros occidentales. Este tipo de iniciativas refleja un cambio geopolítico en marcha, fundamentado en la multipolaridad y en el derecho a la adopción de modelos de desarrollo autónomos.