
Este documento analiza críticamente el papel de las sanciones que desde el año 2014 vienen aplicándose a Rusia por parte, principalmente, de EEUU y la Unión Europea (UE). El argumento que se defiende y demuestra es que las llamadas sanciones «selectivas» y las sanciones comerciales no sólo no han sido efectivas en sus propósitos de coaccionar, limitar o estigmatizar a Rusia, sino que han tenido un efecto boomerang sobre los intereses occidentales a través de una política exterior de la nación euroasiática más asertiva, con un papel clave en Oriente Medio y, principalmente, la guerra siria, la incorporación de Crimea a la Federación Rusa, la continuidad del conflicto en Ucrania, las acusaciones de injerencias en procesos electorales, la consolidación de Putin al frente del Kremlin y haber disparado su popularidad en las encuestas desde marzo de 2014. Este trabajo introduce una novedad en las investigaciones sobre las sanciones internacionales al emplear el marco multipropósito propuesto por Francesco Giumelli y que hasta ahora había sido utilizado para estudiar las sanciones de la ONU. |