
Al intervenir en la 58ª sesión anual del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, el canciller venezolano, Iván Gil, afirmó que la ONU está “secuestrada por burócratas” que han convertido los derechos humanos en un “negocio” y un “arma de chantaje”. Señaló directamente a la administración Biden en Estados Unidos. y a la Unión Europea como promotores de una “guerra económica y financiera” contra Venezuela, en complicidad con grupos fascistas venezolanos que se benefician del “saqueo de activos y de la mentira como negocio”.
El jefe de la diplomacia venezolana cuestionó el destino de los miles de millones de dólares robados por estos grupos, y exigió respuestas sobre el despojo de la empresa Citgo en EE. UU. Asimismo, criticó la “corrupción institucionalizada” de la USAID y el financiamiento de esta agencia a proyectos “fantasmas” para atacar gobiernos soberanos.
Gil denunció la “maquinaria perversa” que fabrica informes falsificados y promueve matrices de desestabilización contra Venezuela, empleando instancias como la Misión de Determinación de Hechos para captar fondos y legitimar agresiones económicas.
Victoria social y política
El canciller aseveró “Venezuela es hoy el país con mayor estabilidad económica de la región”. Señaló que, no obstante la “brutal ofensiva y el asedio contra el país”, Venezuela resiste y muestra un dinamismo económico sostenido, siendo la economía de mayor crecimiento en América Latina en lo que va de 2025, a pesar de las 1028 medidas coercitivas unilaterales en su contra.
Destacó la estabilidad política del país y el fortalecimiento de la democracia, a través de procesos electorales y mecanismos de participación ciudadana.
Caracas, capital del antifascismo
Gil advirtió sobre el resurgimiento internacional del fascismo como el mayor peligro para la humanidad, y anunció que Caracas será la capital mundial de la lucha antifascista. Criticó el orden mundial basado en reglas que perpetúan privilegios y sometimientos, al tiempo que llamó a la ONU a decidir si quiere ser un foro para la justicia o un instrumento del poder.
El canciller concluyó su intervención exigiendo respeto y cumplimiento del derecho internacional, ratificando que Venezuela seguirá avanzando con su propio modelo de democracia popular, participativa y protagónica.