
Para rememorar y celebrar dos décadas del histórico “No al ALCA”, expresado por la mayoría de los países de América Latina y el Caribe en la IV Cumbre de las Américas efectuada en Mar del Plata, Argentina, el Centro Internacional de Inversión Productiva (CIIP) y el Observatorio Venezolano Antibloqueo organizaron una proyección del documental “La lucha contra el ALCA: desafío de los pueblos”, en el auditorio de la sede del CIIP en Caracas.
Asistieron a esta actividad funcionarias y funcionarios de los organismos mencionados y del Ministerio del Poder Popular para Industrias y Producción Nacional.
A la proyección del audiovisual, realizado por Pueblo, Instituto para el Pensamiento Original, le siguió un conversatorio en el que intervinieron la economista y profesora universitaria Judith Valencia y el comunicador y analista internacional Mauricio Rodríguez Gelfenstein.
El viceministro de Políticas Antibloqueo, William Castillo, actuó como moderador y comentarista del encuentro.
Un punto de quiebre
El “No al ALCA” representó un quiebre estratégico en el continente, que marcó a su vez el fin de un proceso neocolonial en América Latina y el Caribe, iniciado con los golpes de Estado promovidos por Estados Unidos desde mediados del siglo XX, seguidos por la promoción de democracias de élites plegadas a los designios de Washington y el posterior ofrecimiento de un esquema de comercio hemisférico bajo su conducción.
La derrota de la propuesta de un Área de Libre Comercio de las Américas, que se produjo el 5 de noviembre de 2005, impulsó un proceso de integración autónomo en Latinoamérica y el Caribe. Este se materializó en iniciativas como la Unasur, la Celac y la ALBA-TCP, en la búsqueda de la región por constituirse en un bloque emergente dentro del mundo multipolar que, para ese entonces, comenzaba a tomar forma.
La resistencia que llevó al fin del ALCA tuvo como actores claves a la generación de líderes latinoamericanos de esa hora, como el comandante Hugo Chávez, Néstor Kirchner, Tabaré Vásquez, Lula da Silva y Nicanor Vásquez, entre otros. La persistencia, el empeño y la decisión concertada de estas figuras, a los que se sumó el respaldo de las bases sociales de sus países, lograron ponerle freno a la pretensión estadounidense de imponer una supuesta integración que perpetuara el control político y económico a partir de las falacias del libre comercio.
Una victoria histórica
La profesora Judith Valencia describió las negociaciones para la entrada en vigencia del ALCA, iniciadas a principios de los noventa. Dijo que al llegar al Gobierno el comandante Chávez, en 1998, se encontró con que en ese proceso la posición de Venezuela era aceptar con sumisión la propuesta de Estados Unidos. Refirió que ya con Chávez en el poder, personajes que habían participado en ese proceso a finales de la Cuarta República “seguían negociando los términos de ese acuerdo en nombre de Venezuela”.
La economista y activista social recordó la postura mantenida por Hugo Chávez en las cumbres hemisféricas de Quebec (2001) y Monterrey (cumbre extraordinaria de 2004). En ambas, el presidente venezolano se opuso la imposición del “modelo de integración” implícito en el ALCA.
Señaló la importancia de la creación de una comisión negociadora venezolana ordenada por Chávez en 2002, que contribuyó a que la resistencia a la propuesta estadounidense no se restringiera a lo económico, sino que adquiriera una dimensión social y política.
A juicio de Judith Valencia, “la derrota del ALCA fue un duro revés no solo para Estados Unidos, sino para la globalización capitalista neoliberal en todo el planeta”.
Por su parte, el analista internacional Mauricio Rodríguez enfocó sus comentarios en una perspectiva histórica que sitúa la propuesta del ALCA como la continuación de la doctrina Monroe y del llamado corolario Roosevelt, fundamentos de la voluntad hegemónica de Estados Unidos sobre el resto del continente.
Rodríguez resaltó la importancia de la victoria regional del rechazo al ALCA aseverando que “sin la victoria de Mar del Plata, el destino de América Latina y el Caribe habría sido tremendamente incierto”.
En esa misma línea de análisis, destacó la valentía de Chávez al enfrentar “con el rostro descubierto y sin temores” las intenciones y los despropósitos de Estados Unidos en contra de las naciones latinoamericanas y caribeñas.
Conciencia y lucha
El viceministro William Castillo también puso de relieve la trascendencia de esa fecha en la historia de los pueblos de América Latina y el Caribe.
Saludó la asistencia a la actividad de los trabajadores y las trabajadores del Ministerio de Industrias y Producción Nacional, del Observatorio Venezolano Antibloqueo y del Centro Internacional de Inversión Productiva, como parte de la necesaria conciencia y del compromiso “para continuar las luchas que libramos a diario”.
Afirmó que “la política y la economía siempre van unidas”, en alusión al resultado de la cumbre de Mar del Plata hace 20 años y a las implicaciones que ese hecho tuvo y sigue teniendo para los pueblos del continente.
El también director del Observatorio Venezolano Antibloqueo llamó a continuar fortaleciendo la formación y el compromiso de las funcionarias y los funcionarios, que, dijo, “cumplimos un trabajo técnico, pero que busca contribuir a la construcción de un concepto de nación justo y perdurable”.

