
La Asamblea de los Pueblos por la Paz y la Soberanía de Nuestra América se instaló este martes 9 de diciembre en el Círculo Militar de Caracas.
Esta cita internacional, que se extenderá hasta el jueves 11 de diciembre, fue convocada por el presidente Nicolás Maduro el 31 de octubre pasado y reúne invitados nacionales e internacionales procedentes de todos los continentes, con el objetivo de fomentar el diálogo y la unidad del Sur global .
En el acto de apertura, que estuvo encabezado por el canciller Yván Gil y el presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez, se alzaron voces para denunciar el peligroso despliegue militar de Estados Unidos en el mar Caribe y contra las medidas coercitivas unilaterales impuestas a varios países latinoamericanos y caribeños.
Se reiteró el carácter ilegal y genocida de esta política, que hoy ocasiona graves daños a la población de 31 países en todo el planeta.
Con relación a la actual situación de amenaza militar contra Venezuela, el canciller Gil en su intervención condenó este despliegue, al señalar que, bajo el pretexto de lucha contra el narcotráfico, se amenaza la estabilidad y seguridad de toda la región, declarada Zona de Paz por la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) en el año 2014.
Estados Unidos: de fracaso en fracaso
Por su parte, el presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez, llamó a los representantes nacionales y extranjeros ante la Asamblea a impulsar “una verdadera red libertaria para repeler cualquier agresión imperial”.
Se refirió a la necesidad de crear nuevas estructuras para la defensa de la integridad territorial y la paz.
Rodríguez hizo un recuento de los intentos y modalidades de la agresión estadounidense contra la Revolución bolivariana. A este respecto, afirmó que el imperio estadounidense “respira por la herida”, cada vez que corrobora el fracaso de sus acciones, medidas coercitivas y amenazas de agresión armada.
“Las embestidas del asedio económico, el bloqueo brutal, las amenazas de agresión militar: todas sus tentativas han fracasado”, aseveró el presidente del Parlamento venezolano.
Se prevé que luego de la Reunión Plenaria de la Asamblea, prevista para la tarde de este miércoles 10 de diciembre, se emita el “Manifiesto de Caracas por la Paz, la Soberanía y la Verdad de los Pueblos”.
Medidas coercitivas como arma de guerra
La primera jornada de debate de la Asamblea de los Pueblos por la Paz y la Soberanía de Nuestra América se inició con la mesa de trabajo sobre “Guerra Económica y Extorsión Política”, en la que participó el viceministro de Políticas Antibloqueo y gerente general del Observatorio Venezolano Antibloqueo, William Castillo.
Castillo comenzó su intervención señalando que la reciente publicación del documento sobre la estrategia de seguridad nacional de Estados Unidos por parte de la administración de Donald Trump, “pone a las claras lo que Estados Unidos pretende hacer en todo el continente”.
Dijo que el mensaje que emite Washington con la redimensión de la doctrina Monroe es que “el rumbo y el destino del continente americano no depende de la decisión soberana de los países”, sino de lo que dictamine Estados Unidos.
“Se trata de la recolonización económica del continente, para apropiarse de recursos como la energía, el agua, la biodiversidad, la riqueza mineral y las tierras cultivables”, aseveró.
Destacó que, por ello, “la amenaza militar en el Caribe no es solo contra Venezuela: es contra toda la región. Lo que está en juego no es solo la suerte de la Revolución bolivariana, sino el destino de todo el continente”.
Aseveró que Estados Unidos, en su afán de dominación, lleva a cabo una ofensiva económica que busca interferir y anular cualquier tentativa de unión y cooperación regional, como ocurrió con la experiencia de Petrocaribe, iniciativa que transformó la matriz energética regional y benefició las economías caribeñas, y que fue luego atacada y mermada por las sanciones impuestas contra la industria petrolera venezolana.
Señaló William Castillo que para contrarrestar los incesantes ataques de Estados Unidos, “urge definir una agenda común de lucha económica, construir líneas de acción y de trabajo entre los países de Latinoamérica y el Caribe, a fin de garantizar la defensa exitosa de la soberanía y resguardar los derechos sociales”.

