
Una de las primeras MCU de carácter financiero dirigidas a consolidar el bloqueo económico contra Venezuela se dio en julio de 2017, cuando Citibank, empresa financiera privada
estadounidense, decidió intempestivamente, sin notificación previa y de forma arbitraria, cerrar las cuentas bancarias del Banco Central de Venezuela y del Banco de Venezuela, lo que se tradujo inmediatamente en la dificultad temporal del Estado para pagar importaciones y otros compromisos financieros, y dificultando estos procesos.